La pequeña Maisy (así bautizaron a la niña) que sobrevivió a un rara enfermedad que podía causarle daños irreparables en el cerebro, incluso hasta la muerte.
Su madre, la señora Vignes, relató el
suceso al periódico británico The Telegraph. “Fue una situación increíble, ninguno de los médicos había oído hablar jamás de un caso semejante; existieron niños que nacieron con pequeñas cantidades de sangre, pero nunca con un nivel de hemoglobina cero”. Claro está que ante este panorama la expectativa de los médicos acerca de su supervivencia era tan baja como sus niveles de sangre; la señora Vignes, de 31 años, había acudido a la clínica en la semana 34 de su embarazo, sintiendo que algo andaba mal ya que no sentía a su bebé moverse en absoluto. Al llegar, los médicos de guardia la enviaron a una cesárea de urgencia. Luego del nacimiento, Maisy fue llevada a terapia intensiva,el cuerpo de la madre había absorbido los glóbulos de la sangre de la niña que estaba gestando.
Fue entonces que le comunicaron la extraña y aterradora noticia de que Maisy tenía apenas una ligera sustancia plasmática en sus venas, nada de sangre. Ya que no le encontraban las venas, recibió las primeras transfusiones mediante el cordón umbilical. Su color, de una palidez espectral, sorprendió a su padre, el único familiar que la pudo ver en la incubadora.Despues de 2 semanas en la unidad de cuidado intensivos, el sistema sanguiíneo del bebé alcanzo los índices normales y Maisy fue dad de alta.Finalmente la pequeña, nacida en diciembre de 2009, superó cualquier pronóstico adverso y a los quince meses pronunció su primera palabra: 'Dadda'. Esta semana Maisy empezó a acudir a la guardería, lo que demuestra que incluso un cuadro clínico tan grave como el suyo puede ser superado con una intervención médica acertada.